Sindicalistas salvadoreños denuncian ante la OIT persecución del Gobierno Bukele

Representantes del Sindicato de Trabajadores y Trabajadoras del Sector Cultura se reunieron con la ANEP para detallar las acciones que han sufrido por parte del Gobierno presidido por Nayib Bukele.

Informe del CICTAR revela que Microsoft utiliza una red de empresas de fachada para evitar el pago de impuestos

Los trabajadores del sector asistencial pagan más impuestos que filiales enteras multimillonarias de Microsoft, según los resultados de una investigación publicada.

El informe del Centre for International Corporate Tax Accountability and Research (CICTAR) expone cómo Microsoft utiliza una red de empresas ficticias en paraísos fiscales de renombre para canalizar el dinero de los presupuestos públicos hacia cuentas en el extranjero.  Examina cómo Microsoft Global Finance -residente fiscal de las Bermudas sin empleados registrados- ha estado declarando miles de millones en beneficios, mientras no pagaba impuestos.

El análisis también revela cómo Microsoft se embolsa miles de millones en contratos con gobiernos de todo el mundo mientras minimiza agresivamente su contribución fiscal en un momento en el que la gente se enfrenta a servicios públicos brutalmente desfinanciados como la sanidad y la educación.

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En un reciente bombardeo de relaciones públicas, Microsoft afirmó ser un actor clave en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Sin embargo, entre bastidores, Microsoft ha liderado agresivos esfuerzos de presión para diluir los cambios propuestos en el sistema fiscal mundial que proporcionarían a los gobiernos la financiación vital necesaria para alcanzar los ODS.

 Rosa Pavanelli, secretaria general de la Federación Sindical Internacional de Servicios Públicos, declaró: “Todos sabemos que Microsoft Global Finance, una filial que factura miles de millones de dólares y no tiene empleados, no está en las Bermudas por el buen tiempo: “Todos sabemos que Microsoft Global Finance -una filial con miles de millones de facturación pero sin empleados- no tiene su sede en las Bermudas por el buen tiempo. Este tipo de comportamiento por parte de una de las empresas más ricas del mundo es exasperante para los trabajadores de primera línea que están luchando contra la falta de personal, las reducciones presupuestarias y los recortes en nuestros servicios públicos.

Microsoft trata de vincular su marca al desarrollo sostenible, pero entre bastidores la empresa está sustrayendo ingresos fiscales de nuestros sistemas de salud y educación, mientras sus grupos de presión socavan los intentos de construir el sistema fiscal mundial más justo que necesitamos para financiar los ODS”.

Jason Ward, analista principal de CICTAR, dijo: “Microsoft presume de márgenes de beneficio superiores al 30% para sus accionistas. Sin embargo, en el Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda, los registros muestran rendimientos del 3-4%. No parece creíble que estos mercados tan ricos tengan un rendimiento tan dramático. Este tipo de discrepancia es una enorme señal de alarma para la evasión fiscal. Un análisis más profundo de la situación muestra por qué: Microsoft está registrando beneficios a través de filiales sin empleados en jurisdicciones de baja tributación. Microsoft Global Finance, por ejemplo, es una filial irlandesa pero con residencia fiscal en Bermudas. A pesar de tener más de 100.000 millones de dólares en inversiones totales y registrar un beneficio operativo de 2.350 millones de dólares, no pagó impuestos en 2020.”

Las nuevas medidas globales que se están negociando -como el proceso BEPS de la OCDE- no van lo suficientemente lejos para hacer frente a los tipos de estructuras corporativas opacas y a las estrategias agresivas de minimización de impuestos que se describen en el informe. En su lugar, los gobiernos deben obligar a todas las multinacionales a informar públicamente de dónde obtienen sus beneficios y dónde pagan sus impuestos. Además, necesitamos normas que garanticen que las empresas paguen un tipo impositivo mínimo efectivo de al menos el 25%. Si estas iniciativas globales no pueden detener la evasión fiscal, los países deben imponer retenciones a las multinacionales para recuperar los ingresos”.

Antecedentes

Las multinacionales que buscan evitar los impuestos suelen contabilizar pequeños beneficios en países grandes y ricos donde obtienen muchos ingresos y luego emplean una contabilidad creativa para trasladar los beneficios a otro lugar. De este modo, pueden contabilizarse en una jurisdicción en la que el dinero se gravará menos, o no se gravará en absoluto. Este informe parece mostrar este comportamiento de Microsoft. 

No es la primera vez que el comportamiento fiscal de Microsoft despierta sospechas:

  • Antes de la Ley de recortes de impuestos y empleos de la administración Trump, que dio a las corporaciones una exención de impuestos para repatriar ganancias extranjeras, Microsoft había acumulado 142 mil millones de dólares en ganancias en el extranjero, la tercera más grande de cualquier corporación estadounidense, después de Apple y Pfizer. El Institute on Taxation and Economic Policy estima que, al elegir dónde contabilizar los beneficios, Microsoft se aseguró un tipo impositivo medio sobre esos beneficios en el extranjero de solo el 3,3%.
  • El traslado de beneficios de Microsoft es objeto de una auditoría en curso por parte del Servicio de Impuestos Internos de Estados Unidos, una de las mayores auditorías en la historia de la autoridad fiscal. La investigación reveló que Microsoft utilizó las ventas dentro de la empresa para aprovechar un acuerdo con el gobierno de Puerto Rico que redujo su tasa impositiva en el territorio estadounidense a casi cero.
  • Una filial de Microsoft en Irlanda contabilizó 315.000 millones de dólares en un año, lo que equivale a casi tres cuartas partes del PIB de Irlanda. Sin embargo, la entidad era residente fiscal en las Bermudas y, por tanto, no pagaba ningún impuesto de sociedades.
  • La Oficina de Impuestos de Australia está llevando a cabo una auditoría de los pagos del Impuesto sobre Bienes y Servicios de Microsoft Pty Ltd desde el 1 de octubre de 2013 hasta el 31 de diciembre de 2017

El nuevo informe de CICTAR, Microsoft: Gaming Global Taxes, Winning Government Contracts, descubre una red de empresas, en gran medida no declarada, que abarca desde Irlanda hasta las Bermudas, pasando por Puerto Rico, Luxemburgo, la Isla de Man y Singapur, y que podría estar reduciendo significativamente las facturas fiscales de Microsoft en países de todo el mundo, al tiempo que obtiene lucrativos contratos gubernamentales. 

El informe completo está disponible en el sitio web de CICTAR o directamente aquí: cictar.org/Microsoft-Tax

La respuesta de Microsoft a las acusaciones del informe, fue:

Microsoft cumple plenamente con todas las leyes y normativas locales en todos los países en los que opera. Atendemos a clientes en países de todo el mundo y nuestra estructura fiscal refleja esa huella global”.

Para todas las consultas de los medios de comunicación, póngase en contacto con [2] 

Centro de Investigación y Responsabilidad Fiscal Internacional de las Empresas

El CICTAR es un organismo de investigación independiente, formado por una coalición de sindicatos y organizaciones de la sociedad civil para proporcionar a los trabajadores y a la comunidad una mejor información sobre los acuerdos fiscales de las empresas multinacionales.

Internacional de Servicios Públicos

La Internacional de Servicios Públicos es una Federación Sindical Global de más de 700 sindicatos que representan a 30 millones de trabajadores en 154 países. Llevamos sus voces a la ONU, la OIT, la OMS y otras organizaciones regionales y mundiales. Defendemos los derechos sindicales y de los trabajadores y luchamos por el acceso universal a unos servicios públicos de calidad.


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“Salvar vidas y proteger el trabajo” ¡Vacunas para todas y todos! ¡En defensa de la suspensión de patentes!

La grave crisis sanitaria y económica provocada por la actual pandemia del coronavirus está destruyendo millones de puestos de trabajo y precarizando a los restantes, lo que está haciendo aumentar la pobreza, la miseria y la desigualdad económica y social en todo el mundo, ensanchando la brecha entre el Norte y el Sur.

Ante esta situación de emergencia mundial es urgente y obligatorio “Salvar vidas y proteger el trabajo”. Debemos proclamar que las vacunas son un bien común de la humanidad con el que no se pueden obtener ganancias privadas, en gran medida, porque para su desarrollo se ha invertido una ingente cantidad de dinero público, y que es una obligación política y moral vacunar a toda la población sin discriminación de ingresos o nacionalidad.

En este contexto, las centrales sindicales, los movimientos sociales, las entidades de la sociedad civil y personalidades signatarias de este documento convocan a las trabajadoras y los trabajadores de todo el mundo a movilizarse en el dia Mundial de la Salud y exigir a los gobiernos y a las agencias:

  • Actuar bajo el criterio de “Vacuna para todos y todas” garantizando el acceso universal e inmediato a las vacunas para todas las personas del mundo.
  • Implementar un sistema internacional basado en la justicia global diferente al modelo mercantilizado que rige hoy la venta y distribución de insumos y vacunas.
  • ¡No al nacionalismo de las vacunas! Por el derecho a la salud como derecho humano.
  • Suspender las patentes sobre las vacunas contra COVID-19, ya sea a través de los mecanismos y previstos en las legislaciones nacionales o incluso dentro del ámbito de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
  • Desarrollar planes, programas y recursos financieros para la transferencia de tecnologías e insumos necesarios para la producción de vacunas en todas regiones y naciones. Y, de esta manera, crear las condiciones para que más países puedan iniciar su propia producción nacional de inmunizadores contra la COVID-19.
  • Universalizar el acceso a medicamentos, insumos, software y equipos necesarios para el tratamiento de pacientes afectados por COVID-19.
  • Subsidiar toda clases de trabajadoras y trabajadores, campesinos, empresas familiares, familias que viven de la economía informal, que han perdido sus ingresos, otorgandoles una renta mínima para su supervivencia.
  • Poner en marcha un plan extraordinario de inversiones para recuperar los millones de empleos perdidos o que están en riesgo.

Los trabajadores y las trabajadoras de todo el mundo exigimos “Vacunas para todas y todos”, trabajo decente y protección social: ahora es el momento de actuar!

7 de Abril 2021

Firmas

Argentina: CTA-T, CTA-A, CGT-RA, Asociacion de Empleados de Farmacia -ADEF- de Argentina, FATUN, Movimiento Centroamericano 2 de Marzo,

Austria: ÖGB (Austrian Trade Union Federation)

Brasil: CUT, CNTS, UGT, CNTE, CONTRACS/CUT, Sindicatos dos Enfermeiros do Estado de Sao Paulo, Fasubra, ABEn, ASFOC-SN, CONFETAM, Intersindical Central da Classe Trabalhadora, UNIÓN DE EMPLEADOS DE LA JUSTICIA DE LA NACIÓN, Sintrafi Florianópolis e Região, SINDSEP- São Paulo, SindSaúde-SP, ABED (Associação Brasileira de Economistas pela Democracia), MNCCD (Movimento Nacional Contra Corrupção e pela Democracia) REBRIP (Rede Brasileira pela Integração dos Povos)

Belgium: FGTB,CSC, IFSI-ISVI,

Chile: CUT

Colombia: CUT, CTC

Costa Rica: Central Social Juanito Mora Porras-ANEP

Croatia: The Union of Autonomous Trade Unions of Croatia (UATUC)

Ecuador: ASO UASB, ISP

España: CCOO, UGT, ELA Pais Basco, USO

France: CGT

Germany: DGB

Guatemala: CUSG, UNSITRAGUA. MTC,

Italia: CGIL, CISL, UIL, ARCI (Associazione Ricreativa Culturale Italiana)

Maroc: CDT, UMT

Mauritanie: CGTM

Namibia: TUCNA Trade Union Congress of Namibia

Niger: USTN

Panama: CTRP , Convergencia,

Perù: ISP, FENTAP, SUTEPSAR, GRESP    (Grupo Red de Economía Solidaria y Protección Social de Perù, Red Peruana de Comercio Justo y Consumo Ético

Philippines: SENTRO (Sentro ng mga Nagkakaisa at Progresibong Manggagawa)

República Dominicana: CASC. CNUS, AMUSSOL, CNTD,

Salvador: FEASIES (Federación de Asociaciones y Sindicatos Independientes de El Salvador), AMATE, Asociacion Colectivo Alejandria, Panorama Económico, Colectivo La Comuna Resiste,

Sénégal: UNSAS South Corea: KCTU Tunisie: UGTT Turkey: DISK

USA: GGJA (Grassroots Global Justice Alliance)

Venezuela: Central de Traabjadores/as ASI,

ATUC-ITUC (Arab Trade Union Confederation)

UCA/CSA (Trade Unions Confederation of America)

ITUC-Africa (African Regional Organisation of the International Trade Union Confederation)

BWI (Building and Wood Worker´s International)

Confederación Latinoamericana de Trabajadores del Poder Judicial IE (INTERNACIONAL DA EDUAÇÃO)

IEAL- Comité Regional de la Internacional de la Educación para América Latina

PSI (Public Services International)

ISP Américas (Internacional dos Serviços Públicos)

CONTUA Confederación de los Trabajadores y Trabajadoras de las Universidades de las Américas

UITA Regional Latinoamericana

UNI Americas

ATALC (Amigos de la Tierra América Latina y el Caribe)

Jornada Continental por la Democracia y Contra el Neoliberalismo, articulación de movimientos sociales de las Américas

Jubileo Sur/Américas

Red Sin Fronteras: Asociación Ecuménica de Cuyo, Grito dos Excluidos/as Continental, Associação LatinoAmericana de Micro, Pequenas e Médias Empresas, Presença de América Latina, Associação Filhos do Mundo, Instituto Edésio Passos, Centro de Direitos Humanos e Cidadania do Imigrante, Programa Andino para la Dignidad Huamana, Consultoría Para Los Derechos Humanos y El Desplazamiento, Asociación Del’Agora de Madrid, Casa da Gente de Barcelona, Coordinadora de Abogados del Paraguay, Centro de Derechos y Desarrollo, Casa do Brasil de Lisboa, Centro de Promoción y Defensa de los Derechos Humanos, Derechos/Cultura/Diversidad/Migración.

SOLIDAR, Europa

Credit: ONU Mujeres/Yihui Yuan.

Día Internacional de la Mujer 2021

Por: ONU Mujeres

Las mujeres del mundo desean y merecen un futuro igualitario sin estigma, estereotipos ni violencia; un futuro que sea sostenible, pacífico, con igualdad de derechos y oportunidades para todas las personas. A fin de lograr este objetivo, el mundo necesita mujeres en todas las mesas en las que se tomen decisiones.

ONU Mujeres trabaja para prestar apoyo a todas las mujeres que están en la primera línea de la lucha contra esta pandemia; promueve soluciones laborales flexibles; y prioriza servicios para prevenir la violencia de género contra mujeres y niñas en el ámbito privado. Ahora, también tú puedes ayudarlas. Dona ahora.

Este año, el tema del Día Internacional de la Mujer (8 de marzo), “Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo de la Covid-19”, celebra los enormes esfuerzos realizados por mujeres y niñas de todo el mundo a la hora de definir un futuro más igualitario y la recuperación ante la pandemia de Covid-19, y resalta las deficiencias que persisten.

Con la participación y el liderazgo plenos y efectivos de las mujeres en todos los ámbitos de la vida se consigue el progreso para todo el mundo. Sin embargo, las mujeres siguen sin tener suficiente representación en la vida pública y la toma de decisiones, tal y como refleja el reciente informe del Secretario General de las Naciones Unidas. Las mujeres son jefas de Estado o de gobierno en 22 países, y únicamente el 24,9 por ciento de los parlamentarios nacionales son mujeres. Al ritmo de progreso actual, la igualdad de género entre jefas y jefes de gobierno tardará otros 130 años.

Asimismo, las mujeres se encuentran al frente de la batalla contra la Covid-19, como trabajadoras del sector de la salud y en primera línea, y como científicas, médicas y cuidadoras; no obstante, ganan un 11 por ciento menos globalmente en comparación con sus homólogos masculinos. Como señala un análisis de equipos de trabajo sobre la Covid-19 de 87 países, solamente el 3,5 por ciento de estos tenían paridad de género.

Cuando las mujeres están al cargo, se observan resultados positivos. Varias de las respuestas más eficientes y ejemplares ante la pandemia de la Covid-19 han sido dirigidas por mujeres. Y las mujeres, especialmente las jóvenes, son quienes organizan movimientos diversos e inclusivos en línea y en la calle a favor de la justicia social y la igualdad o la lucha contra el cambio climático en todas partes del mundo. Sin embargo, las mujeres de menos de 30 años de edad representan menos del 1 por ciento de los parlamentarios a escala mundial.

Por todo ello, el Día Internacional de la Mujer de este año es un clamor a favor de la Generación Igualdad, a fin de actuar para conseguir un futuro igualitario para todas y todos. El Foro Generación Igualdad, la reunión más importante para la inversión y la adopción de medidas por la igualdad de género, dará comienzo en Ciudad de México entre el 29 y el 31 de marzo, y se clausurará en París en junio de 2021. Este evento congregará a personas líderes, visionarias y activistas de todo el mundo, de manera segura en una plataforma virtual, a fin de impulsar un cambio transformador y duradero para las generaciones venideras.

Te animamos a obtener más información sobre el Foro Generación Igualdad, a conocer al grupo de activistas y a inspirarte con las historias de mujeres líderes a las que admiramos.

Evento: Celebración del Día Internacional de la Mujer 2021 de las Naciones Unidas

Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo de la Covid-19 con vistas al Foro Generación Igualdad Lea más►

Declaraciones

  • Declaración de la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres Phumzile Mlambo-Ngcuka, sobre el Día Internacional de la Mujer 2021
    En su declaración para el Día Internacional de la Mujer (8 de marzo), la Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka, dijo: “Necesitamos que su representación refleje a todas las mujeres y niñas, en toda su diversidad y con todas sus capacidades, así como en todas las situaciones culturales, sociales, económicas y políticas. Es la única forma de conseguir un auténtico cambio social que incorpore a las mujeres como iguales en la toma de decisiones y nos beneficie a todas y todos.”

Campaña: Actuar por la igualdad

Los canales digitales mejoran el acceso a la ayuda al empleo

Nota: OIT.otg

Una nueva reseña de políticas de la OIT muestra que los servicios públicos de empleo utilizan las tecnologías digitales a fin de mejorar la ayuda dirigida a las personas que han perdido su empleo a causa de la COVID-19.

GINEBRA (OIT Noticias) – Los canales digitales están desempeñando un papel cada vez más importante para ayudar a los trabajadores durante la crisis causada por la pandemia de COVID-19 , según una nueva reseña de políticas de la OIT.

Desde el inicio de la pandemia, los Servicios Públicos de Empleo (SPE) se han esforzado para mitigar su impacto sobre el mercado de trabajo. Medidas como las prestaciones por desempleo, con frecuencia combinadas con las transferencias en efectivo y los planes de apoyo a las empresas, han desempeñado un papel central para preservar los empleos y las competencias, y sostener el empleo en los servicios y la producción esenciales, así como para proteger a los trabajadores menos favorecidos, sobre todo en la economía informal.

La nueva nota, COVID-19: Public employment services and labour market policy responses  (COVID-19: Los servicios públicos de empleo y las respuestas políticas del mercado de trabajo), constata que las tecnologías digitales han desempeñado un papel esencial para maximizar el impacto de este tipo de ayuda.

Los países que habían informatizado sus servicios de apoyo antes de la pandemia y que tenían una estrategia de transformación digital clara, han podido responder de manera más eficaz a los desafíos planteados por la COVID-19. Estos países han logrado utilizar los canales de acceso remotos para garantizar la continuidad de sus servicios durante los confinamientos totales o parciales. Además, han utilizado los servicios digitales a fin de seguir asegurando la registración en línea, la adecuación automatizada de la demanda y oferta de empleo y la orientación en materia de “chats” y seminarios virtuales.

A fin de ayudar el creciente número de personas que han perdido su trabajo a causa de la COVID-19 a encontrar un empleo, o a ser recolocadas en otras ocupaciones, sectores o regiones, los gobiernos deben facilitar el acceso a una información precisa sobre el mercado de trabajo y las opciones del desarrollo de competencias. La tecnología ha desempeñado un papel decisivo para garantizar que esta tarea sea realizada de manera rápida y eficiente.

Los canales digitales han permitido que los servicios de apoyo sean accesibles fuera de las horas de trabajo convencionales y a un número mayor de personas. Además, dan lugar a sistemas de adecuación entre la oferta y la demanda de empleo más transparentes. Algunos ejemplos incluyen:

  • En España, durante la cuarentena las oficinas locales de empleo dependían en gran medida de los portales de empleo en línea, de un número de teléfono gratuito para los demandantes de empleo y de la “oficina virtual” que fue activada a fin de adaptar los servicios a las restricciones causadas por la COVID-19.
  • En China, los SPE adoptaron la interacción virtual entre los consultores y los clientes gracias a un sistema de chat en línea. “WeChat Official Accounts”, que fue introducido antes de la pandemia.
  • En India y Uruguay, los SPE fomentaron la registración en línea de los demandantes de empleo y la publicación del listado de las vacantes a través de los portales de empleo en línea, los cuales además suministraban acceso a la formación y a ferias de empleo en línea.
  • En los Países Bajos, durante la cuarentena por la pandemia, los SPE organizaron reuniones virtuales y realizaron seminarios web con los clientes.
  • En Marruecos, los SPE utilizaron unidades móviles atendidas por personal específicamente formado para prestar asistencia a la población que no tenía la posibilidad de acceder a los SPE de manera remota, y para llegar a los clientes en las zonas distantes rurales y urbanas.

Es probable que la crisis provocada por la COVID-19 tenga un impacto duradero sobre el empleo, las empresas y las competencias, advierte la reseña. La recesión prevista podría hacer que el acceso al mercado de trabajo sea aún más difícil para los empleadores y los trabajadores, sobre todo en las economías con grandes mercados laborales informales. En estas circunstancias, la tecnología puede ser una herramienta cada vez más importante para ayudar a quienes más lo necesitan.

COVID-19 pone en jaque el sustento de más de 55 millones de personas dedicadas al trabajo doméstico

En el noveno aniversario de la adopción del Convenio sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos, nuevas estimaciones de la OIT ponen de manifiesto el riesgo que corren estos trabajadores debido a la pandemia del COVID-19.

ILOGINEBRA (OIT Noticias) – Nuevas estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indican que casi las tres cuartas partes de los trabajadores y las trabajadoras domésticas del mundo –más de 55 millones de personas– corren un importante riesgo de perder su trabajo y sus ingresos debido al confinamiento y a la falta de cobertura efectiva de seguridad social.

La amplia mayoría de estos trabajadores, 37 millones son mujeres.

Los datos de junio indican que la región más afectada es Asia Sudoriental y el Pacífico, donde el 76 por ciento de los trabajadores domésticos está en situación de riesgo, seguida de las Américas (el 74 por ciento), África (el 72 por ciento) y Europa (el 45 por ciento).

En este sector, la crisis ha afectado tanto a personas cuyo empleo es formal, como a quienes trabajan de modo informal, pero estos últimos representan el 76 por ciento de quienes pueden perder su trabajo u horas de trabajo. En países con medidas de confinamiento más estrictas, quien realizaba trabajo doméstico, estuviera empleado formalmente o no, no podía ir a trabajar. Así, algunas de las personas que tenían un empleo formal han tenido derecho al seguro de desempleo, pero no ha sido el caso de quienes trabajaban un situación informal, para quienes la inmovilización ha supuesto la pérdida de los medios de vida, no contar con una red de seguridad de respaldo, y verse en aprietos a la hora de poner alimentos sobre la mesa.

La pandemia ha agravado la situación preexistente. Solo el 10 por ciento de las personas que realizan trabajo doméstico están al amparo de la seguridad social, lo que equivale a que los demás no tienen derecho a ausencias por enfermedad pagadas, acceso garantizado a la atención de salud, prestaciones por lesiones profesionales, o seguro de desempleo. Muchas de estas personas perciben una paga de no más del 25 por ciento del salario medio, por lo que carecen de ahorros con los que afrontar una emergencia financiera.

“La crisis de la COVID-19  ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad particular de los trabajadores y las trabajadoras domésticas informales, y la necesidad acuciante de que se les incluya efectivamente en el ámbito de protección laboral y social”, dijo Claire Hobden, Oficial Técnica de la OIT en trabajadores vulnerables, “la cantidad de mujeres afectadas es desproporcionada, pues son la amplia mayoría de quienes realizan esta actividad en el mundo.”

En algunas regiones, las trabajadoras domésticas son predominantemente inmigrantes que cuentan con su paga para mantener a la familia en el país de origen. Tanto el impago de los salarios como el cierre de los servicios del envío de remesas han puesto en situación de riesgo de hambre y de pobreza a las familias de estas mujeres.

Quienes vivían en el lugar de trabajo en general han seguido trabajando en confinamiento con sus empleadores. No obstante, se sabe que han trabajado más horas a causa del cierre de las escuelas, y que están realizando tareas de limpieza más exigentes.

En otros casos, los propios empleadores se han visto en dificultades económicas y han dejado de pagar a quienes tienen trabajando en su domicilio, o incluso han dejado de pagarles aduciendo que no necesitan el salario porque no pueden salir.

En algunos países, se ha dado el caso de inmigrantes que ejercían el trabajo doméstico y vivían en casa del empleador, y que se han encontrado en la calle después de que el empleador se deshiciera de ellos por temor a contraer el virus, dejándolos expuestos a la trata de personas.

La OIT está trabajando con organizaciones de trabajadoras y trabajadores domésticos y organizaciones de empleadores para que se garantice la salud y el sustento de estas personas. Está realizando evaluaciones rápidas del nivel y tipo de riesgos que afrontan, para que los gobiernos puedan formular políticas que garanticen al menos una cobertura de seguridad social básica, y para que dispongan de acceso a una atención de salud esencial y una seguridad básica de los ingresos.

Veintinueve países  han ratificado el Convenio núm. 189 relativo al trabajo decente para las trabajadoras y los trabajadores domésticos , adoptado hace nueve años por la Conferencia Internacional del Trabajo. Muchos más han adoptado medidas concretas para hacer extensiva la cobertura de la protección laboral y social a estas personas. La OIT ha ayudado a unos seis países a solucionar los déficits de cobertura.

Estas medidas han aumentado el número de trabajadoras y trabajadores domésticos en el empleo formal, pero el porcentaje general de informalidad sigue siendo elevado. La OIT ha hecho un llamamiento a acelerar con urgencia las iniciativas destinadas a formalizar el trabajo doméstico a fin de proteger de futuras crisis a quienes trabajan en este sector.

https://www.ilo.org/global/about-the-ilo/newsroom/news/WCMS_748117/lang–es/index.htm

Reformar el FMI y el Banco Mundial para una mejor reconstrucción después de la COVID-19

Por: CSI

Para construir un mundo más fuerte y resiliente a partir de la devastación económica, sanitaria y social causada por la COVID-19, así como las crisis de desigualdad y cambio climático que la precedieron, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional deben ir más allá y no quedarse en reformas estructurales guiadas por el fundamentalismo del mercado. Dos nuevos informes hacen una relación de décadas de políticas fallidas que debilitaron el contrato social y han vuelto a los países vulnerables a la pandemia y la crisis económica.

En una crisis mundial sin precedentes, millones de personas han perdido su empleo y se ven empujadas a la pobreza. Esta situación se produce inmediatamente después de una recuperación frágil e incompleta de la crisis financiera mundial de 2008-2009, en la que el hecho de abandonar rápidamente las políticas de estímulo para pasar a la austeridad, además de las embestidas contra los trabajadores y trabajadoras, socavaron fatalmente los progresos iniciales. El informe sobre el renovado impulso que el FMI concede a la oferta tras cuatro décadas de ajuste estructural y condicionalidad de austeridad: The IMF’s renewed supply-side push: Four decades of structural adjustment and austerity conditionality, esboza el papel central desempeñado por el Fondo en estas decisiones destructivas tomadas a raíz de la crisis financiera mundial como parte de un espectro más amplio de políticas fallidas.

“Tras la crisis de 2008 causada por el sector financiero y los rescates financieros que se concedieron a los responsables, los trabajadores se convirtieron en el blanco de una ofensiva en toda regla contra la negociación colectiva, los derechos laborales y los servicios públicos. A medida que planificamos planes de recuperación económica del daño causado por la COVID-19, no podemos repetir los mismos errores de poner fin prematuramente a las medidas de estímulo y perseguir recortes drásticos en el gasto que socavan el crecimiento”, señaló Sharan Burrow, Secretaria General de la CSI.

En 2015, los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU brindaron la oportunidad de recomenzar implantando una agenda universal para el trabajo decente, la igualdad de género, la protección social y otros aspectos positivos. Sin embargo, la energía se ha redirigido a promover los intereses de los inversores privados como la única forma de financiar el desarrollo sostenible. El Banco Mundial ha encabezado, tal como se detalla en el informe sobre el fundamentalismo del mercado y el Grupo del Banco Mundial, abordando desde los programas de ajuste estructural hasta la maximización de las finanzas para el desarrollo y otros elementos más: Market fundamentalism and the World Bank Group: from Structural Adjustment Programmes to Maximizing Finance for Development and beyond. La óptica adoptada por el Banco de maximizar las finanzas para el desarrollo aleja a la institución de las inversiones catalíticas y conduce a reformas políticas destinadas a beneficiar a los inversores privados extranjeros, o recurre incluso a la ingeniería financiera para proteger sus inversiones.

Desde el inicio de la COVID-19, más de 100.000 millones de USD han abandonado los países de mercados emergentes, lo que representa el caso de fuga de capitales más grande y rápido de la historia. Estos dos informes describen de qué manera las recomendaciones en materia de políticas del Banco Mundial y el FMI en relación con los mercados de capitales y la financiación para el desarrollo contribuyeron a la fragilidad, la financiarización y las entradas de capital privado especulativo. Ambas instituciones han frustrado simultáneamente la creación de empleos de calidad, los servicios públicos y las políticas de aumento de salarios.

De dejarse sin control, los estragos de la crisis actual agravarán tres décadas perdidas para el progreso del desarrollo. Los informes documentan un vuelco en el Banco Mundial y el FMI en la década de los años 1980, cuando la administración Reagan impuso un orden del día ideológico que cambió las operaciones de las instituciones financieras internacionales. Este giro inició la era de los programas de ajuste estructural que impusieron un conjunto estricto de políticas desreguladoras centradas en la oferta denominadas Consenso de Washington. Aunque esta camisa de fuerza se abandonó a principios de la década de los años 2000, los informes demuestran que desde entonces las instituciones financieras internacionales han seguido guiándose por el fundamentalismo del mercado, donde muchos de los cambios son más cosméticos que reformas sustantivas a las instituciones.

“La fuga masiva de capitales, las severas cargas de la deuda y los efectos de las políticas fallidas están lastrando a los países en desarrollo en un momento en que necesitan preparar planes de estímulo y reconstrucción inclusivos. Ya es hora de comprometerse a prolongar el alivio de la deuda por dos años suprimiendo las medidas de austeridad como condicionalidad y haciendo coincidir la inversión con los ODS, así como poner fin a las condiciones de los préstamos y al asesoramiento de políticas que promueven enfoques fallidos. Esto es especialmente necesario en los préstamos para la política de desarrollo del Banco Mundial y en los acuerdos de préstamo estándar del FMI que tendrán lugar después de la ronda actual de financiaciones para dar respuesta a las emergencias. Las instituciones financieras internacionales necesitan cambiar algo más que su retórica y concordar sus operaciones con las normas internacionales del trabajo, con políticas más realistas destinadas al crecimiento con prosperidad compartida y los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.

“El multilateralismo requerirá de una reforma a fin de asegurar la coordinación mundial de los planes de recuperación económica que aporten fondos mundiales de protección social para los países más pobres, redefina el alivio de la deuda con una condicionalidad para los ODS, proporcione inversiones y no austeridad, reequilibre las reglas comerciales con los derechos fundamentales del trabajo y las normas ambientales, cuente con un tratado sobre las empresas y los derechos humanos que exija la debida diligencia y reforme las normas fiscales para acabar con los paraísos fiscales. El FMI y el Banco Mundial no deben ser un obstáculo para el nuevo contrato social sobre el que ha de cimentarse la recuperación”, afirmó Sharan Burrow.

Geopolítica de la epidemia: La globalización en peligro

Por Andrés Malamud*

La rápida propagación de la pandemia vino a reforzar el poder de los Estados al tiempo que aumenta su interdependencia. Esta paradoja anuncia una globalización “desacoplada”, de la que emergerán cambios sustanciales en la geopolítica mundial.

En noviembre de 2015, la prestigiosa revista Nature Medicine publicó una carta firmada por quince científicos que se titulaba “Un racimo de coronavirus de murciélago tipo SARS exhibe potencial de emergencia en humanos”. La investigación de laboratorio había comprobado que los “murciélagos herradura” chinos eran portadores del virus SHC014-CoV. La frase final del resumen reiteraba la advertencia del título: “Nuestro trabajo sugiere el riesgo potencial de reemergencia del SARS-CoV a partir de virus actualmente en circulación en poblaciones de murciélagos”.

“Yo veo el riesgo de un virus agudo y muy extraño desparramándose por el planeta”, dice Nassim Taleb en la página 317 de mi ejemplar de The Black Swan, publicado en 2010. Relleno en igual proporción de brillantez y engreimiento, el libro de Taleb no es un cisne negro, uno de esos eventos altamente improbables pero de tremendo impacto: es uno más de las decenas de análisis y proyecciones que pronosticaron esta pandemia.

El Consejo Nacional de Inteligencia (NIC, por su sigla en inglés) es el think tank de pensamiento estratégico del gobierno de Estados Unidos. Cada cinco años consulta a decenas de expertos para imaginar cómo será el mundo quince años más tarde. Sus documentos son públicos y están online, En diciembre de 2004 publicó el tercero de ellos, titulado “Mapping the Global Future. Report of the National Intelligence Council’s 2020”. Tiene 123 páginas, y en la número 30 se lee lo siguiente: “El proceso de globalización, por más poderoso que sea, puede resultar substantivamente retardado o detenido. Fuera de un gran conflicto global, que consideramos improbable, otro evento de gran escala que creemos que podría parar la globalización sería una pandemia”.

Maldición, nos avisaron. Pero el documento continúa.

“Algunos expertos creen que es sólo cuestión de tiempo hasta que una nueva pandemia aparezca, tal como la Gripe Española de 1918-1919 que mató unas veinte millones de personas en todo el mundo. Desde las megaurbes del mundo en desarrollo con pobres sistemas de salud (como las de África subsahariana, China, India, Bangladesh o Pakistán), semejante pandemia sería devastadora y podría difundirse rápidamente por todo el mundo. La globalización estaría en peligro si los muertos se contasen por millones en los principales países y la difusión de la enfermedad pusiese un alto al comercio y los viajes globales durante un período extenso de tiempo, obligando a los gobiernos a gastar enormes recursos en los exhaustos sistemas de salud. Por otro lado, la respuesta al SARS mostró que la vigilancia internacional y los mecanismos de control se están tornando más efectivos para contener enfermedades, y los nuevos desarrollos en biotecnología prometen mejoras sostenidas”.

Siendo estos documentos públicos, y teniendo Rusia, China y las potencias europeas sus propios laboratorios y centros de planeamiento estratégico, es inevitable concluir tres cosas. Primero, los tomadores de decisión sabían que esto podía pasar –o, mejor dicho, que iba a pasar–. Segundo, sabían que podían crear herramientas para evitarlo o contenerlo.

Tercero, no hicieron nada.

El lago de los cisnes negros

A veces, lo que antes de ocurrir nos parecía imposible después de ocurrir nos parece inevitable. Éste es el tercer componente de la definición del Cisne Negro (junto con la baja probabilidad y el alto impacto): la predictibilidad retroactiva. El cerebro humano vive para adaptarse y autojustificarse. Hagamos un ejercicio: miremos para adelante sin descartar escenarios.

Las consecuencias políticas de la pandemia dependerán de factores aún desconocidos, algunos biológicos (como la posibilidad de reinfección o la gravedad de la segunda ola) y otros económicos (como la magnitud de la recesión y la quiebra de sectores estratégicos). Pronosticar es fútil, pero prepararse es necesario. Ello no exige adivinar el futuro sino imaginar futuros posibles.

Consideremos tres niveles: la transición del poder global, las instituciones internacionales y la política doméstica. La transición del poder afecta las relaciones verticales entre países que declinan y países que emergen. Las instituciones internacionales moldean las formas en que los países cooperan o compiten horizontalmente. La política doméstica define quién manda, y cómo, en el interior de los países.

La transición del poder ya estaba en curso: Estados Unidos declinaba y China emergía, mientras Rusia sobrevivía y la Unión Europea se achicaba. Al principio, el origen geográfico del virus y el ocultamiento de información por parte de China parecieron contrariar el sentido de la transición. Mientras los líderes occidentales criticaban a Pekín y minimizaban la amenaza del coronavirus, el régimen comunista mostraba dificultades en lidiar con el contagio. Esto duró poco. La implementación efectiva de aislamientos draconianos y la construcción fulminante de hospitales gigantescos suscitaron la estupefacción global. Al mismo tiempo, la actitud indolente de Trump y los espasmos unilaterales de Estados Unidos pintaron en blanco y negro el contraste con China: de un lado, centralización y eficacia, del otro, descentralización y caos. La imagen internacional de cada Estado reflejaba, inicialmente, el grado de efectividad de su organización interna. Días más tarde, el comportamiento internacional contribuyó a ampliar la brecha reputacional. Por un lado, Estados Unidos suspendió sin aviso las conexiones aéreas con Europa mientras intentaba rapiñar la vacuna que se desarrollaba en un laboratorio privado alemán. Por el otro lado, China secuenció la información genética del coronavirus, la compartió online y empezó a mandar cargamentos de equipos y especialistas para asistir a los países occidentales más afectados. Lo que 480 Institutos Confucio distribuidos por el mundo no pudieron hacer, el COVID-19 logró: China llegó a la primera división del soft power, donde los países lideran por su capacidad de atracción y no de coacción.

Es cierto que la primera reacción china reflejó el autoritarismo del régimen antes que la capacidad del Estado. Las autoridades regionales de Hubei escondieron el brote y persiguieron a quienes la denunciaron, mientras el gobierno nacional negaba la crisis. Pero el cambio drástico de estrategia, y la efectividad de su implementación, salen bien parados ante las demoras, titubeos y negaciones de Occidente. A los ojos de quien recibe la ayuda, China aprendió de sus errores y no escatimó solidaridad.

En el primer tablero del poder mundial hay dos actores además de China y Estados Unidos: Rusia y la Unión Europea. Es difícil prever el impacto que tendrá la pandemia sobre la declinante población rusa, aunque algo es seguro: Moscú seguirá siendo un spoiler, un actor con capacidad para arruinar el juego ajeno pero sin capacidad para definir las reglas del juego. La Unión Europea, en cambio, saldrá de esta crisis reforzada o agonizante. A esta disyuntiva también se enfrentan las instituciones internacionales.

En la guerra, el comercio o la investigación científica, los Estados pueden competir o cooperar. La elección de la estrategia depende del objetivo. La creación de bienes públicos, aquellos de los que no se puede excluir a terceros, requiere cooperación. Un ejemplo típico es la estabilidad financiera internacional: todos los países se benefician de ella, incluso aquellos que no participan en su producción. Bajo el liderazgo de Barack Obama, el G20 proporcionó este bien colectivo después de la crisis de 2008. Pero hay bienes colectivos de otra naturaleza: los de club y los de red.

Los bienes de club son aquellos de cuyo uso se puede excluir a terceros. Un ejemplo es la Unión Europea: existen beneficios, como los fondos estructurales o de cohesión, a los que solo acceden los Estados miembros. Pertenecer tiene sus privilegios, y los privilegios generan resentimiento. Externamente, las tres mayores potencias militares del mundo (Estados Unidos, China y Rusia) perciben a la Unión Europea como irrelevante en el mejor de los casos y hostil en el peor. Internamente, la pandemia produjo un efecto ambivalente. Por un lado, llevó al cerramiento de las fronteras nacionales y a la competencia por equipos sanitarios. Por el otro, incentivó la cooperación monetaria para garantizar la estabilidad del euro. Este contraste entre la dimensión política y la dimensión funcional de la cooperación interestatal se replica a nivel global, como veremos en un momento.

Los bienes de red son aquellos cuya utilidad aumenta con su difusión: cuantos más usuarios lo tengan, mejor para todos. El ejemplo típico es el teléfono: no me sirve de nada ser el único que lo tiene. Lo mismo se aplica a las vacunas y a la inmunización en general. No nos resulta indiferente si los demás están sanos: nos conviene que lo estén. Y si el objetivo es que todos tengan algo, la estrategia apropiada es la cooperación y no la competencia. A nivel de los Estados, esto se llamaba multilateralismo. Algunos lo siguen promoviendo, pero sus chances de resucitar son escasas. A su substitución por otra estrategia denomino cambio del poder.

La pandemia vino a reforzar el poder de los estados al mismo tiempo que aumentaba su interdependencia. ¿Cómo se puede ser más fuerte y más dependiente al mismo tiempo? No con la globalización como la conocimos sino, probablemente, con la que viene: una globalización “desacoplada”.

Se vislumbran dos tipos de desacople: el funcional y el político. En el desacople funcional, diferentes políticas se concentran alrededor de diferentes centros gravitacionales. Si la seguridad sigue siendo un asunto eminentemente regional, porque las amenazas físicas se acumulan en las fronteras y disminuyen con la distancia, la economía es un asunto cada vez más global porque las fuentes de divisas, insumos y mercados están distribuidos por el planeta.

Sudamérica torna este desacople bien visible: las amenazas securitarias para la región son el colapso de Venezuela y la consolidación de una red regional de narcocriminalidad, mientras su economía depende de las tasas de interés (fijadas por la reserva federal de Estados Unidos) y del precio de sus productos exportables (subordinado al crecimiento chino).
El desacople político rememora las esferas de influencia de la Guerra Fría. En este escenario, el mundo sigue interconectado pero los países, y no las políticas, se dividen entre dos centros de gravedad: Pekín y Washington. Las esferas no están separadas por muros ni alianzas militares, sino por estándares técnicos y de infraestructura: cada uno con su internet, su 5G y sus normas digitales. Europa todavía tiene la chance de erigirse en tercer polo: después de todo, uno de los dos megafabricantes de aviones es europeo, y Francia es el único país que posee un portaviones de propulsión nuclear fuera de Estados Unidos. Pero el tren está pasando mientras los europeos pelean en el andén, y algunos ya decidieron subirse a la locomotora china.

Organizaciones internacionales hay de dos tipos: las multipropósito o políticas, como Naciones Unidas (ONU), y las específicas o funcionales, como la Organización Mundial de la Salud (OMS). También a este nivel podría producirse un desacople. Las organizaciones políticas fueron poco requeridas o poco competentes, al revés de las organizaciones funcionales. En las organizaciones regionales ocurrió lo mismo: la Comisión Europea fracasó en evitar el unilateralismo de los Estados miembros, mientras el Banco Central Europeo aparece como la única institución que puede evitar el quiebre de la Unión Europea (y la quiebra de sus miembros).

Los cisnes negros se repetirán. Los Estados tienen dos herramientas para nadar en ese lago: la ciencia y la cooperación. Y las vienen usando mal.

Los cuatro jinetes

El cambio político, en el interior de los Estados, dependerá del continente donde el Estado resida. Con pincelada gruesa, puede distinguirse a los cuatro grandes continentes en función de su modelo socioeconómico. En Asia (Pacífico), el individuo se subordina a la comunidad y el Estado planifica la economía. En Europa, los individuos cooperan y el Estado garantiza el bienestar. En América, y esto vale para Estados Unidos tanto como para Brasil y México, el mercado (formal e informal) manda y los políticos se le someten. Así, en China prevalece la razón de Estado, en Europa la cuestión social y en Estados Unidos la lógica económica. ¿Y África?

El continente africano alberga a alrededor del 18% de la humanidad, lo mismo que China o India, pero sólo produce el 3% del PIB global. En 2050 habrá superado el 25% de la población mundial. A esta altura carecemos de información o proyecciones sobre cómo la afectará la pandemia, aunque hay indicios de que el clima, la estructura etaria y la ruralidad podrían mitigarla mientras la deficiente infraestructura sanitaria debería agravarla. La región podría convertirse en una fuente global de inestabilidad o de crecimiento, y quizás la pandemia contribuya a definir cuál predominará.

En Oriente, China incluida, la habituación a las epidemias y la efectividad de la respuesta estatal consolidan el status quo. En Occidente, en cambio, se anticipan profundos cuestionamientos. Los gobernantes deberán responder por su reacción frente a la pandemia pero, sobre todo, por la magnitud de la recesión. Las consecuencias dependerán del ciclo electoral: los líderes que enfrenten elecciones en el corto plazo podrán beneficiarse del “efecto estadista”; los que no, podrían convertir una victoria épica en derrota electoral, como les ocurrió a Churchill en 1945 y a Bush padre en 1992. Con recesión no hay reelección.

Entre enfermar a la población y enfermar la economía, los líderes populistas de Occidente optaron inicialmente por enfermar a la población. Los cuatro jinetes del coronavirus, Trump, Johnson, Bolsonaro y López Obrador, argumentaron que la economía parada provocaría más muertes que el virus. Por presiones sociales y efecto contagio debieron revertir el curso. Las consecuencias sanitarias y electorales del zigzagueo están abiertas, pero vale interrogarse sobra la compatibilidad entre el retorno del Estado –en cuanto aparato burocrático– y la vigencia de liderazgos populistas, que encarnan la representación antes que la eficiencia.

Del aumento de la vigilancia sobre los ciudadanos mucho ha escrito Yuval Harari, de quien todo se recomienda. Quizás lo más relevante sea que la tecnología no llegó para remplazarnos sino para controlarnos. No seremos substituidos por robots sino monitoreados por geolocalización y reconocimiento facial. Y después de la pandemia, menos gente cuestionará la centralización de la información.

Hasta hace poco, algunos observadores temían que la transición del poder alimentara un conflicto militar, mientras otros recelaban lo contrario: el vacío de poder. Vacío es lo que produjo mientras Estados Unidos se replegaba a medida que el coronavirus avanzaba, pero detrás vino China a rellenar el vacío con expertos y equipos. Las elecciones estadounidenses de noviembre podrían restablecer el equilibrio entre las dos potencias. Dada la primacía mundial del dólar, el mundo aún no está listo para prescindir de emisor. El multilateralismo que el planeta reclama será bilateral o no será: sólo dos países son necesarios, y juntos son suficientes, para que el próximo cisne negro nos encuentre a todos más robustos. Pero eso ya lo sabíamos.

Exageran quienes postulan que nada será como antes. Las catástrofes pueden afectar las relaciones de poder, pero la naturaleza del poder es más resistente. Si la humanidad sobrevivió a la expansión digital de Twitter de 140 a 280 caracteres, no será un virus analógico el que la cambie.

El Papa a los movimientos populares: salario universal para los excluidos

-“Ustedes, trabajadores informales, independientes o de la economía popular, no tienen un salario estable para resistir este momento”, escribe Francisco en una carta.

Por: Vativano News

Lo define “un verdadero ejército invisible que pelea en las más peligrosas trincheras”. Dice que son “un ejército sin más arma que la solidaridad, la esperanza y el sentido de la comunidad que reverdece en estos días en los que nadie se salva solo”.

En el Día de Pascua, mientras el mundo sigue experimentando la emergencia de la pandemia causada por el Covid-19 y crece la preocupación por las consecuencias que tendrá especialmente para los más pobres, el Papa Francisco envía un mensaje a los “hermanos y hermanas de los movimientos y organizaciones populares” con los que ha mantenido un diálogo desde el comienzo de su pontificado. Un ejército sin más arma que la solidaridad, la esperanza y el sentido de comunidad que reverdece en estos días en los que nadie se salva solo.

Es cierto que el virus afecta a todos, sin diferencia de nacionalidad o de afiliaciones religiosas o sociales, pero, observa Francisco, son los pobres y los descartados los que pagan el precio más alto en estos días y que pagarán el precio más alto en el futuro. Y pensando en la dificultad que están teniendo para resistir en este momento, dice que tal vez ha llegado el momento de pensar en un salario universal para los excluidos.

Francesco dirige sus pensamientos a los muchos que, a escondidas y fuera de los reflectores de los medios de comunicación, siguen sirviendo. “Pienso en las personas, sobre todo mujeres, que multiplican el pan en los comedores comunitarios cocinando con dos cebollas y un paquete de arroz un delicioso guiso para cientos de niños, pienso en los enfermos, pienso en los ancianos. Nunca aparecen en los grandes medios. Tampoco los campesinos y agricultores familiares que siguen labrando para producir alimentos sanos sin destruir la naturaleza, sin acapararlos ni especular con la necesidad del pueblo. Quiero que sepan que nuestro Padre Celestial los mira, los valora, los reconoce y fortalece en su opción”.

Luego el Papa menciona la situación determinada por la emergencia del virus y la ayuda concreta que los movimientos populares ofrecen a los que sufren: “Qué difícil es quedarse en casa para aquel que vive en una pequeña vivienda precaria o que directamente carece de un techo. Qué difícil es para los migrantes, las personas privadas de libertad o para aquellos que realizan un proceso de sanación por adicciones. Ustedes están ahí, poniendo el cuerpo junto a ellos, para hacer las cosas menos difíciles, menos dolorosas. Los felicito y agradezco de corazón”.

El Santo Padre habla también del modelo económico-financiero actual en relación con la emergencia: “Espero que los gobiernos comprendan que los paradigmas tecnocráticos (sean estadocéntricos, sean mercadocéntricos) no son suficientes para abordar esta crisis ni los otros grandes problemas de la humanidad. Ahora más que nunca, son las personas, las comunidades, los pueblos quienes deben estar en el centro, unidos para curar, cuidar, compartir”.

“Sé que ustedes – agrega el Papa – han sido excluidos de los beneficios de la globalización. No gozan de esos placeres superficiales que anestesian tantas conciencias. A pesar de ello, siempre tienen que sufrir sus perjuicios. Los males que aquejan a todos, a ustedes los golpean doblemente. Muchos de ustedes viven el día a día sin ningún tipo de garantías legales que los proteja. Los vendedores ambulantes, los recicladores, los feriantes, los pequeños agricultores, los constructores, los costureros, los que realizan distintas tareas de cuidado. Ustedes, trabajadores informales, independientes o de la economía popular, no tienen un salario estable para resistir este momento … y las cuarentenas se les hacen insoportables”.

“Tal vez sea tiempo de pensar – es la conclusión de Francisco –  en un salario universal que reconozca y dignifique las nobles e insustituibles tareas que realizan; capaz de garantizar y hacer realidad esa consigna tan humana y tan cristiana: ningún trabajador sin derechos”.

Adjuntamos el mensaje completo del Papa Francisco a los Movimientos Sociales

Mensaje del Papa Francisco a los Movimientos Sociales Pascua 6 Abr 2020 (1).PDF by EugenioGuerrero on Scribd

Meditación del Papa Francisco en la bendición extraordinaria urbi et orbi.

27 de marzo, 2020.

«Al atardecer» (Mc 4,35). Así comienza el Evangelio que hemos escuchado. Desde hace algunas semanas parece que todo se ha oscurecido. Densas tinieblas han cubierto nuestras plazas, calles y ciudades; se fueron adueñando de nuestras vidas llenando todo de un silencio que ensordece y un vacío desolador que paraliza todo a su paso: se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas.

Nos encontramos asustados y perdidos. Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos, todos necesitados de confortarnos mutuamente.

En esta barca, estamos todos. Como esos discípulos, que hablan con una única voz y con angustia dicen: “perecemos” (cf. v. 38), también nosotros descubrimos que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino solo juntos. Es fácil identificarnos con esta historia, lo difícil es entender la actitud de Jesús.

Mientras los discípulos, lógicamente, estaban alarmados y desesperados, Él permanecía en popa, en la parte de la barca que primero se hunde. Y, ¿qué hace? A pesar del ajetreo y el bullicio, dormía tranquilo, confiado en el Padre —es la única vez en el Evangelio que Jesús aparece durmiendo—.

Después de que lo despertaran y que calmara el viento y las aguas, se dirigió a los discípulos con un tono de reproche: «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?» (v. 40). Tratemos de entenderlo. ¿En qué consiste la falta de fe de los discípulos que se contrapone a la confianza de Jesús? Ellos no habían dejado de creer en Él; de hecho, lo invocaron. Pero veamos cómo lo invocan: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?» (v. 38).

No te importa: pensaron que Jesús se desinteresaba de ellos, que no les prestaba atención. Entre nosotros, en nuestras familias, lo que más duele es cuando escuchamos decir: “¿Es que no te importo?”. Es una frase que lastima y desata tormentas en el corazón. También habrá sacudido a Jesús, porque a Él le importamos más que a nadie. De hecho, una vez invocado, salva a sus discípulos desconfiados.

La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas, nuestros proyectos, rutinas y prioridades. Nos muestra cómo habíamos dejado dormido y abandonado lo que alimenta, sostiene y da fuerza a nuestra vida y a nuestra comunidad.

La tempestad pone al descubierto todos los intentos de encajonar y olvidar lo que nutrió el alma de nuestros pueblos; todas esas tentativas de anestesiar con aparentes rutinas “salvadoras”, incapaces de apelar a nuestras raíces y evocar la memoria de nuestros ancianos, privándonos así de la inmunidad necesaria para hacerle frente a la adversidad.

Con la tempestad, se cayó el maquillaje de esos estereotipos con los que disfrazábamos nuestros egos siempre pretenciosos de querer aparentar; y dejó al descubierto, una vez más, esa (bendita) pertenencia común de la que no podemos ni queremos evadirnos; esa pertenencia de hermanos.

«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Señor, esta tarde tu Palabra nos interpela y se dirige a todos. En nuestro mundo, que Tú amas más que nosotros, hemos avanzado rápidamente, sintiéndonos fuertes y capaces de todo. Codiciosos de ganancias, nos hemos dejado absorber por lo material y trastornar por la prisa.

No nos hemos detenido ante tus llamadas, no nos hemos despertado ante guerras e injusticias del mundo, no hemos escuchado el grito de los pobres y de nuestro planeta gravemente enfermo. Hemos continuado imperturbables, pensando en mantenernos siempre sanos en un mundo enfermo.

Ahora, mientras estamos en mares agitados, te suplicamos: “Despierta, Señor”. «¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Señor, nos diriges una llamada, una llamada a la fe. Que no es tanto creer que Tú existes, sino ir hacia ti y confiar en ti. En esta Cuaresma resuena tu llamada urgente: “Convertíos”, «volved a mí de todo corazón» (Jl 2,12).

Nos llamas a tomar este tiempo de prueba como un momento de elección. No es el momento de tu juicio, sino de nuestro juicio: el tiempo para elegir entre lo que cuenta verdaderamente y lo que pasa, para separar lo que es necesario de lo que no lo es. Es el tiempo de restablecer el rumbo de la vida hacia ti, Señor, y hacia los demás.

Y podemos mirar a tantos compañeros de viaje que son ejemplares, pues, ante el miedo, han reaccionado dando la propia vida. Es la fuerza operante del Espíritu derramada y plasmada en valientes y generosas entregas. Es la vida del Espíritu capaz de rescatar, valorar y mostrar cómo nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes —corrientemente olvidadas— que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show pero, sin lugar a dudas, están escribiendo hoy los acontecimientos decisivos de nuestra historia: médicos, enfermeros y enfermeras, encargados de reponer los productos en los supermercados, limpiadoras, cuidadoras, transportistas, fuerzas de seguridad, voluntarios, sacerdotes, religiosas y tantos pero tantos otros que comprendieron que nadie se salva solo.

Frente al sufrimiento, donde se mide el verdadero desarrollo de nuestros pueblos, descubrimos y experimentamos la oración sacerdotal de Jesús: «Que todos sean uno» (Jn 17,21). Cuánta gente cada día demuestra paciencia e infunde esperanza, cuidándose de no sembrar pánico sino corresponsabilidad. Cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes muestran a nuestros niños, con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oración. Cuántas personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos. La oración y el servicio silencioso son nuestras armas vencedoras.

«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». El comienzo de la fe es saber que necesitamos la salvación. No somos autosuficientes; solos nos hundimos. Necesitamos al Señor como los

antiguos marineros las estrellas. Invitemos a Jesús a la barca de nuestra vida. Entreguémosle nuestros temores, para que los venza.

Al igual que los discípulos, experimentaremos que, con Él a bordo, no se naufraga. Porque esta es la fuerza de Dios: convertir en algo bueno todo lo que nos sucede, incluso lo malo. Él trae serenidad en nuestras tormentas, porque con Dios la vida nunca muere. El Señor nos interpela y, en medio de nuestra tormenta, nos invita a despertar y a activar esa solidaridad y esperanza capaz de dar solidez, contención y sentido a estas horas donde todo parece naufragar.

El Señor se despierta para despertar y avivar nuestra fe pascual. Tenemos un ancla: en su Cruz hemos sido salvados. Tenemos un timón: en su Cruz hemos sido rescatados. Tenemos una esperanza: en su Cruz hemos sido sanados y abrazados para que nadie ni nada nos separe de su amor redentor. En medio del aislamiento donde estamos sufriendo la falta de los afectos y de los encuentros, experimentando la carencia de tantas cosas, escuchemos una vez más el anuncio que nos salva: ha resucitado y vive a nuestro lado.

El Señor nos interpela desde su Cruz a reencontrar la vida que nos espera, a mirar a aquellos que nos reclaman, a potenciar, reconocer e incentivar la gracia que nos habita. No apaguemos la llama humeante (cf. Is 42,3), que nunca enferma, y dejemos que reavive la esperanza.

Abrazar su Cruz es animarse a abrazar todas las contrariedades del tiempo presente, abandonando por un instante nuestro afán de omnipotencia y posesión para darle espacio a la creatividad que sólo el Espíritu es capaz de suscitar. Es animarse a motivar espacios donde todos puedan sentirse convocados y permitir nuevas formas de hospitalidad, de fraternidad y de solidaridad.

En su Cruz hemos sido salvados para hospedar la esperanza y dejar que sea ella quien fortalezca y sostenga todas las medidas y caminos posibles que nos ayuden a cuidarnos y a cuidar. Abrazar al Señor para abrazar la esperanza. Esta es la fuerza de la fe, que libera del miedo y da esperanza.

«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?». Queridos hermanos y hermanas: Desde este lugar, que narra la fe pétrea de Pedro, esta tarde me gustaría confiarlos a todos al Señor, a través de la intercesión de la Virgen, salud de su pueblo, estrella del mar tempestuoso. Desde esta columnata que abraza a Roma y al mundo, descienda sobre vosotros, como un abrazo consolador, la bendición de Dios.

Señor, bendice al mundo, da salud a los cuerpos y consuela los corazones. Nos pides que no sintamos temor. Pero nuestra fe es débil Señor y tenemos miedo. Mas tú, Señor, no nos abandones a merced de la tormenta. Repites de nuevo: «No tengáis miedo» (Mt 28,5). Y nosotros, junto con Pedro, “descargamos en ti todo nuestro agobio, porque sabemos que Tú nos cuidas” (cf. 1 P 5,7).